jueves, 15 de mayo de 2008

Estatua de sí mismo

Todo pasa,
sólo él queda.
Inmóvil donde esta,
ya nadie le observa.
En tiempo pasado
movimiento poseía,
más la vida cruel fue,
tornó en ira su ley
y castigar quiso
al que así hizo,
estatua de sí mismo
que arrancó, encadenado,
para sumirlo en el abismo.
No habiéndole todavía humillado,
en solitario quedó postrado.
Cruel fechoría
sin castigo recompensada
e importancia no tenía,
cuanto su vida fue osada
o su lengua robada.
Palabras que siempre fallan
si al amar, nada mueven
y sólo callan.


Arpa impía,
arpía que zarpa
hacia el destino común
que, implacable,
acecha al que no se mueve,
al que no muere.
Aquello que algún día tuvo,
nunca más, perdió su escudo
y al batirse en duelo,
herida de muerte obtuvo.
Su tez blancura adquirió.
Sólo en su destino,
estatua fue,
de sí mismo.


Junec. 14-Julio-2006.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No quiero pensar lo que significa este poema del verano de julio de 2006.... mira el mapa, mira donde queda la visita de Poughkeepsie... qué cerquita parece que estamos con los puntos verdes resplandecientes de Madrid y este bosque de New York.... TQ
PRIN

Junec dijo...

Ya te dije que fué por el libro de los renglones torcidos de Dios.
En fin, te sigo diciendo lo mismo, pasatelo muy bien y vente pronto.
Un besito.

Anónimo dijo...

Por suerte todos luchamos en la batalla de la vida y somos valorados por los que más nos conocen.
¿ Quien quiere estatuas?