Como el camino no pasa en realidad por Deixebre, tenemos que ir por la carretera hasta Sigüeiro y allí volver a enlazar las flechas. Salimos muy pronto para poder quitarnos el calor de los últimos días. Un café autocalentable, unas galletas y en camino.
El día no nos recibe con calor, más bien lo contrario. El cielo tiene muy, muy mala pinta. Eso no nos quita la fuerza que parecen tener nuestras piernas el sexto día de peregrinaje y llegamos a Sigüeiro en un abrir y cerrar de ojos y con un cielo realmente amenazante.
Al llegar nos metemos en una cafetería para tomarnos un desayuno en condiciones y vivir una de las experiencias más chorras de mis tres caminos.
Pedimos dos cafés con leche y dos tostadas con tomate, algo bastante común. La camarera no parece muy convencida con eso de las tostadas con tomate pero nos las hará. Primero trae los cafés y las tostadas parece que tardan. Qué raro!!! Ya, pensando que se ha olvidado de nosotros pobres peregrinos vemos que viene con las “tostadas” con tomate. Resultan ser un sándwich de rodajas de tomate. ¡!!!!!! Pero, qué es esto???? Claro, el cachondeo es descomunal.
Mientras que nos tomamos nuestras “tostadas con tomate” comienza a llover y muy fuerte. Si es así todo el día vamos a llegar a Santiago tibios de agua. Esperamos un rato más en la cafetería para que se pase la lluvia o por lo menos que se suavice un poco. Preparamos las mochilas, los chubasqueros, los paraguas y al camino que nos vamos.
Al principio es un poco pesado pero enseguida te acostumbras y se comienza a ir bien. Una vez salimos de Sigüeiro enlazamos con las señales del camino. Ahora comienza un vaivén del camino a un lado y a otro de la carretera un tanto absurdo pero que por lo menos te aleja de los coches. La lluvia casi ha parado y el chubasquero sobra bastante.
En mitad del monte nos encontramos a la pareja de italianos que nos llevamos cruzando desde Miño. Qué majos ellos.
No tardamos hasta llegar a un pueblecito con un cruceiro.
Con las fundas puestas en las mochilas parecemos tortugas de caparazón amarillo. 
Este camino es un poco más largo que si hubiéramos seguido por la nacional pero es mucho más seguro, tranquilo y bonito. La caminata se hace larga pero ya vemos el Monte do Gozo a lo lejos. Ya casi estamos en Santiago.
Después de sellar en el Monte do Gozo seguimos hacia Santiago. En bicicleta este tramos se hace largo pero a pié se hace eterno. Entre la marea de peregrinos lisiados y sin mochilas que vienen desde Sarria (peregrinos de palo con converse, victoria e incluso con náuticos!!!) y lo feucha que es la entrada, la entrada se llena de nervios.La entrada en Santiago es emocionantísima y cuando estamos en las escaleras que nos llevan a la plaza del Obradoiro no nos lo podemos creer, lo hemos conseguido.
Ferrol queda ya muy atrás y delante de nosotros se levanta la catedral de Santiago de Compostela. Sí, sí, sí!!!
Queda un largo camino por delante pero nuestras piernas van casi sin cansarse. Eso sí, sin cafeína y eso se nota.
Los paisajes siguen siendo tan verdes como todos los que hemos visto hasta ahora. Es increíble cuanto verde se puede ver.
Incluso tenemos mucho tiempo para disfrutar de semejantes paisajes.
Paramos en un bar para descansar un poco y beber algún acuarius que nos de las fuerzas suficientes para acabar el día.
A partir del puentecito el camino coge una inclinación bastante seria y bastante larga, unos 4 km.
Meangos lo acabamos de dejar detrás y cuando paramos de nuevo para comer algo y quitarnos algunas piedrecillas veo que hemos hecho ya 12 kilómetros en lo que llevamos de mañana. Ufff. Cómo vamos tan deprisa???
Los paisajes son una delicia. Bosques de eucaliptos, robles y demás, con zonas de helechos, campos enteros de helechos.
Después de una bajada tendida y de 18 kilómetros de camino llegamos al mítico bar Julia.
Nos tomamos el gel deportivo que llevaba para poder aguantar la subidita más fuerte que viene ahora. Ya hace calor y la subida por el caminito amenaza con quitarnos hasta la última gota de agua del cuerpo. Hay mucha humedad entre los helechos y no paramos de beber agua.
Un paisaje precioso. Nosostros despotricando sobre Pitufo gruñón, Pitufo chistoso y Pitufo silencioso mientras subimos por la cuestecita. En una de estas que paramos a beber agua nos encontramos con que Pitufo gruñón está detrás de nosotros!!!! Glub, nos habrá oído???
A partir de este punto el paisaje no tiene nada de especial y lo único que quieres es llegar al albergue para ducharte cuanto antes. Hace mucho calor ya a estas horas de la mañana y aqui estamos los tres peregrinos intentando llegar a Bruma.
De este punto hasta el albergue se hace un poco largo por el calor pero no tiene ninguna dificultad.












Al contrario que el camino francés donde hay flechas que te desvían para pasar por tal o cual bar, en el camino Inglés las flechas y las conchas están sólo para indicarte el camino a seguir. El resultado es un camino perfectamente señalizado en el que en cada cruce hay una señal. En señalización este camino se merece un 10.



