lunes, 5 de julio de 2010

Etapa 3. Pontedeume - Betanzos

Etapa en parte buena y en parte mala, bastante mala.
En Pontedeume nos tomamos un señor café con churros que nos apaña el cuerpo y nos despierta.
Por la calle Real subimos por una cuestecilla que no esperábamos hasta la iglesia de Santiago. En este punto se pierden un poco las flechas y hay que tirar de instinto peregrino para seguir el camino. Solución: hay que subir por unos escalones que hay en la parte de detrás de la iglesia y ya enseguida se pueden ver de nuevo las flechas.
A partir de aqui comienza una subida muy fuerte que hace que nos acordemos del desayuno que nos hemos metido.
En esta primera subida el dedo que tanto me dolía ayer va bien. Después de comprar el separa dedos, parece que va funcionando.
Tanto subir, tanto subir nos deja la última imagen de Pontedeume.
Aquí hay que decidir si subimos a Bréamo (son unos 6 kilómetros de desvío) o si seguimos por el camino. Es una pena perderse esta bonita iglesia pero viendo lo que llevamos hasta ahora no creemos que vaya a estar abierta con lo que decidimos seguir por el camino.
No nos lleva mucho llegar a Buíña, que la atravesamos para coger un camino de descenso que nos deja en la autopista. Este descenso me ha matado el dedo. Estamos al principio de la etapa y ya me duele a rabiar. No le veo yo muy buena pinta a esto.
Una vez cruzamos la autovía nos metemos de nuevo en el bosque.
Bosque que nos acompaña por caminos tranquilos.
Para llegar a Viadeiro, que está encima de una colina, nos espera otra subidita para probar si nuestras piernas lo merecen.
Mis piernas van muy bien pero lo que llevo fatal es el dedo. De caminar mal estoy notando un ligero dolor en el tobillo. Estupendo, todavía me chafo el pie y se me jode el viaje. Poco a poco y más despacio de lo que quisiera consigo subir.
Yo siempre he tenido la teoría de que el peor día siempre es el tercero. Llevas el cansancio acumulado de los días anteriores y el cuerpo no se ha acostumbrado a semejantes palizones. Pues bien, lo ratifico. A parte del dedo, la espalda molesta por el peso de la mochila. Mañana será otro día, si llego.
Con mucha más pena que gloria consigo llegar al Ponte O Porco que anuncia la entrada en la ciudad de Miño.
Aunque parece por el mapa que Miño está a la vuelta de la esquina, la verdad es que la llegada se hace larga, muuuuy larga.
Y al fin llegamos. Ha costado llegar hasta aqui y tiemblo cuando pienso que todavía me queda la mitad de la etapa. Uffff.
Ya en Miño nos dirigimos hacia el centro para tomar algo que nos dé un poco de fuerzas. En la entrada, sentados en un banco hay dos peregrinos (se nos distingue a la legua por las pintas que llevamos todos) tomando algo. Nosotros nos topamos con la oficina de turismo y nos acercamos a sellar la credencial. El chico, muy amable, nos informa de que el albergue está bajando hasta casi la playa pero que el camino sigue por la parte de arriba. Menos mal, nos ha ahorrado un paseo inútil.
Ya, con las flechas indicándonos de nuevo el camino decidimos parar a tomar un pincho de tortilla. Yo aprovecho para intentar colocarme bien la tirita del dedo que, a estas alturas, me mata.
Con el estómago lleno salimos sin muchas fuerzas hacia Betanzos. Bajamos hacia el apeadero de Miño y cruzando el Ponte O Porco por encima del río Lambre nos dirigimos hacia la autopista.
Hay una fuerte subida hasta llegar a ella y cuando llegamos arriba vemos un área de descanso. Si, menos mal.
En este punto, si se siguen las indicaciones de las flechas, se dá un tremendo rodeo para poder pasar por la iglesia de San Pantaleon de las Viñas. En el mapa que llevo, sin embargo, parece que hay un pequeño camino que cruza recto, ahorrándonos un buen trecho. Decidimos que es mejor por este camino que no dar una vuelta que nos dejará sin las pocas fuerzas que nos quedan. Así que, seguimos recto hacia Porto de Arriba y cual es nuestra sorpresa cuando vemos flechas pintadas indicando nuestra dirección. Sin comentarios.
Mientras tanto los caminos entre helechos se suceden.
Llegamos a Chantada sin mucho que señalar. De aqui a Gas hay una subida bastante decente pero que no tiene mucho problema porque está muy bien indicada y el camino es bastante bueno.
Desde Gas, el camino se dirige hacia San Martiño de Tiobre. Otra iglesia bastante bonita y que está cerrada. Oh! Sorpresa!!!
Está haciendo muchísimo calor y no vemos el momento de llegar a Betanzos, librarnos de las mochilas y pegarnos una ducha para quitarnos el sudor.
Desde Tiobre es todo bajada hasta llegar a Betanzos. Una bajada bastante fuerte que hace que las botas me destrocen el pobre dedo, ya perjudicado de por sí.
Con mucho dolor consigo llegar a las puertas de Betanzos. Justo al cruzar el puente hay un bar a la derecha donde se puede comer bastante decentemente y donde comemos sin pensarlo. Ya iremos al hotel, porque como vayamos primero de allí no nos saca nadie.
Después de la ducha correspondiente y la pequeña siesta con aire acondicionado (uhmmmm que fresquito!!!) nos damos una vuelta para comprar otra cosa en la farmacia y para ver el pueblo. Por cierto, todas las iglesias cerradas a cal y canto. Madre mía, y en año xacobeo!!!
En el restaurante donde cenamos nos volvemos a encontrar a los dos peregrinos de Miño. Son italianos y parecen bastante majos.
A dormir que mañana no queremos pasar calor y son muchos kilómetros.

2 comentarios:

Luna dijo...

No fuísteis al parque
O Pasatiempo en Betanzos?
Os hubiera encantado!!!
Claro que...
con ese dolor de dedo,
ya te dio guerra ya

Junec dijo...

Uffff. No, no fuímos. La verdad es que en Betanzos me estaba matando el dedo así que, estuvimos de tranquis. Ya se volverá en plan fino, ya.