jueves, 8 de septiembre de 2011

Etapa 8: Baños de Montemayor - Salamanca

Despedidas y cagadas vienen todas por igual.

Aunque ayer el hospitaleno nos comentó que subir con la bicicleta por la calzada romana era un suicidio, para allá que me voy. La verdad es que no es para tanto y que, aunque despacito y con buena letra, se puede subir perfectamente. Los sillares con los que está hecho el camino son bastante planos con lo que no frenan mucho.

En la parte más alta, la calzada se acaba y hay que seguir subiendo por la carretera hasta una gasolinera, donde el camino se desvía a la izquierda. Desde aquí comienza una bajada realmente vertiginosa e increíblemente chula, con buena pendiente, firme en condiciones y curvitas suaves. Madre mía como me lo paso descendiendo cual poseso a 40-50 km/h.

El camino se vuelve poco a poco de subida, aunque al tener curvas ligeras y no ser muy fuerte la pendiente se puede ir muy, pero que muy bien, disfrutando del paisaje y charlando con la gente. Con su trazado sinuoso y entre árboles, este tramo del camino de varios kilómetros pasa fugazmente. Como voy en mi salsa, decido tomar el desvío del camino en lugar del de la carretera y con lo que me encuentro es con un tramo de una pendiente endemoniada y con unos pedrolos que no los quieren ni las cabras. Aunque me cuesta bastante y, evidentemente, empujando la bicicleta, me alegro de haber seguido el camino para llegar a Béjar.

Ahora si, a partir de aquí la carretera coge una pendiente muy fuerte y llegando a Valdelacasa me adelanta una furgoneta de pastelería a la que le hago una señal para que pare. La furgo sigue como si tal, mierda, no me ha visto. Pero al girar por una curva me la encuentro parada. Qué bien!!!! Compro un par de empanadas para todos y sigo mi camino.

La hora de las lagrimitas
A Fuenteroble de Salvatierra llegamos todo el grupo sobre las 11. El albergue está chulísimo y el tipo que lo lleva por lo visto es un personaje de mucho cuidado. Hubiera molado parar aquí. Nos vamos los 4 a tomar algo para despedirnos y soltar unas lagrimillas. Dejamos a Idoia y Xemein en este albergue y salimos cagando leches hacia Salamanca.

Vamos ahora bastante fuerte para recuperar el tiempo y llegar a Salamanca a una hora decente. El calor del día a la 13 es bastante sofocante y nosotros vamos pedaleando por un verdadero lagartijal. Ay!!! Llegamos a un punto en el que existen dos opciones. Tomamos la opción de la izquierda que es la que nos parece más razonable. Ilusos. Al principio la subida no parece muy mala pero poco a poco la pendiente y los pedrolos comienzan a aumentar hasta que ya no puedo seguir encima de la bicicleta y me echo al suelo para empujarla. El camino se transforma en un infierno endiabladamente inclinado y con moscas rondándote la cara. La madre que las trajo!!!
Pico Dueñas. Las moscas sí que eran las dueñas.

Llevo un mosqueo de mucho cuidado. Siempre digo que en todos los caminos hay un punto en el que te preguntas qué coño estás haciendo en esa tortura. Bueno, este es ese momento.

Con la subida que hemos hecho, habrá que bajar a toda leche ahora, no??? Pues no, hay que apretar los frenos como capullos porque las piedras en la bajada son todavía más grandes que en la subida. Cuando estoy abajo me doy cuenta de que por la otra opción te saltas el subidón. Nos acabamos de subir el maldito Pico Dueñas. Ay!!!

Con un tremendo mosqueo pillo la carretera y aprieto los dientes para intentar llegar a Salamanca. Menuda paliza de día. Hace un calor tremendo y el subidón me ha dejado sin fuerzas. Las carreteras son rectas con subidas y bajadas y casi sin fuerzas llegamos a las puertas de Salamanca donde paramos para tomar algo fresco antes de entrar en la ciudad.

Ya en la entrada de Salamanca, cruzo el puente romano y como a unos 5 metros de haberlo cruzado, noto que he pinchado. Dios!!!! si me va a joder el día hasta el final!!!! En fin, no tengo otra. Cambio la cámara, hincho la rueda como puedo y sigo hacia el albergue, que está en pleno centro, justo al lado del jardín de Calisto y Melibea. Un sitio privilegiado. Mañana será otro día.
Catedral de Salamanca

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