Llegó el gran día en el que tengo que subir a O'Cebreiro. Rampa donde las haya. Miedo me da empezar el día y mucho más miedo me da cuando veo que está lloviendo.
Perfecto! Subida a O'Cebreiro y encima lloviendo. No podía ser mejor. En fin! No se puede hacer nada salvo preparar a Kona y ponerte el chubasquero.
Está cayendo muy fuerte así que me espero un rato para ver si se suaviza un poco. A los 5 minutos ha amainado bastante con lo que salgo hacia el Cebreiro decidido a subirlo. No desayuno porque prefiero aprovechar todo lo que pueda de lluvia suave, no vaya a ser que luego empiece más fuerte y me moje más.
Para salir de Villafranca voy por la antigua N-VI. Hay otro ramal pero se trata de una subida sin mucho sentido así que la mayoría de la gente no lo hace por allí. El ramal de la nacional va paralelo a ésta con lo que me meto en el arcén y tiro millas. Nemesio y Antonio han salido antes y yo voy con Sergio. No hay manera de pillarles pero aún así seguimos pedaleando. A estas alturas no llueve y ha empezado a salir el sol. Entre la incesante subida y los primeros rayos de sol me empiezo a cocer dentro del impermeable así que en el siguiente pueblo desmonto toda la parafernalia de la lluvia.
Poco a poco pasan los pueblos uno a uno. Como voy por carretera los kilómetros caen deprisa.
Sobre Ambasmestas me vuelvo a encontrar con las inglesas. No lo entiendo, estaban en el albergue cuando salí y no me han adelantado. ¿?.
Me quedo un rato pedaleando con ellas. Ellas van a Triacastela.
En Ruitelan me encuentro de nuevo con los Murcianos que salen de una cafetería de desayunar. Mierda, yo todavía no he desayunado y O'Cebreiro se acerca.
En Herrerías, en vez de seguir por la nacional, voy dirección La Faba. Al principio el ascenso es inclinado aunque asequible. Me acuerdo de que hasta ahora no he desayunado más que una barrita energética y me comienzo a arrepentir.
Cuando la inclinación empieza a ser importante, lo suficiente como para ir con todo el desarrollo, veo que la gente empieza a desmontarse y a caminar, entre ellos las inglesas.
Con mi máximo desarrollo decido ir poco a poco. Los Murcianos han seguido pero poco a poco sigo subiendo a mi ritmo. No es muy fuerte, se puede hacer encima de la bici.
Al llegar al cruce en el que pone La Faba o Laguna hay que seguir hacia Laguna y, ahora si, me como mis palabras. La inclinación se vuelve infernal y los que no van caminando, van sudando como pollos.
El cielo se ha despejado y el sol empieza a calentar. Esto sumado al esfuerzo hace que te sobre toda la ropa.
Hasta ahora la inclinación no era demasiado fuerte pero, a partir del cruce se hace inclinada como nada hasta ahora y tengo que agarrarme al manillar, como si fuera la última cosa en el mundo, y tirar de piernas como si mi vida dependiera de ello.
Poco a poco, esta vez porque no puedo más deprisa, cogo a los Murcianos. Nemesio cámara en mano, Antonio empujando como un mulo y Sergio pasándolas realmente mal encima de la bici.
Sin prisa y sin desayunar sigo ascendiendo. En este tramo no hay ninguna zona un poco más plana, nada. Inclinado y continuo.
Sudando, con las piernas cargadas y apenas sin fuerzas llego a Laguna donde, menos mal!, hay una especie de cafetería restaurante donde me zampo, con bastantes ganas, un café con unas estupendas tostadas de pan de pueblo.
Todavía queda un repecho pero la gente que va llegando lo celebra como si ya hubiera acabado. Entre ellos, llega Jose, Leire, Isabel y los dos de Villafranca y un poco más tarde las inglesas con más cara de destrozadas que de júbilo.
A todo esto, los Murcianos han salido ya hace un rato. Yo decido seguir con el grupito hasta la cima.
O'Cebreiro está de fiestas y el grupo se queda para tomar algo. Yo sigo, es tarde y todavía quedan muchos kilómetros. Me da rabia no haber visto Cebreiro pero hay mucha gente y no se puede ir tranquilamente con la bicicleta.
Tras pasar el Cebreiro viene un tramo rompepiernas que no me gusta nada y me deja bastarte agotado. Las vistas desde allí arriba son impresionantes y sólo por el verde con el que nos recibe Galicia merece la pena subir hasta allí.
Kilómetro a kilómetro llego al alto de San Roque donde coincido con las dos chicas de Teruel, Isabel y Bea.
Subiendo un poco más se llega hasta el Alto do Poio, fin del ascenso y de el último tropezón hasta Santiago. A partir de ahora todo es un poco más suave y parece como si hubiera llegado ya al final del camino. De momento quedan algunos kilómetros y si las 9 etapas anteriores me han enseñado algo es a no fiarme del Camino: siempre te sorprende.
El descenso hacia Triacastela se puede hacer por la carretera o por el camino. Como ya he ido bastante por la carretera decido meterme por el camino y la verdad es que lo recomiendo.
Puede que haya oído que el descenso es peligroso y que es mejor para las bicicletas hacerlo por la carretera. Bueno, cada uno que piense lo que quiera pero yo me lo pasé como un niño pequeño. El descenso es bastante trialero y no tanto como para ir todo el tiempo parado. Se puede bajar más o menos cómodo pero, eso si, recomiendo soltar los frenos de vez en cuando para alcanzar velocidades impresionantes para un camino lleno de obstáculos que sortear, esquivar, saltar... Si te gusta, te lo puedes pasar muy bien en este tramo. Yo lo recomiendo.
Al llegar a Triacastela Isabel y Bea deciden parar a comer y yo continúo hacia Sarria por el ramal de Samos. Esta opción es un poco más larga pero más plana que la de San Xil. Lo malo que tiene este tramo es que es un rompepiernas continuo hasta el fin de etapa. Paso por Samos después de un continuo sube y baja. El monasterio es impresionante pero el albergue no parece gran cosa. Sello la credencial y sigo mi camino.
Llego a Sarria más bien tarde y con un dolor bastante fuerte en la rodilla. Se nota que hoy ha habido esfuerzo. Busco desesperadamente el albergue que, como no, se encuentra subiendo la calle de todos los albergues. Por qué no estaran estas cosas en la parte de abajo?
El albergue se llama Internacional y, aunque es un poco caro (10€), parece un hotelillo. Bastante recomendable, incluso tiene una terraza con amacas que es una maravilla. Me sienta estupendamente eso de las amacas.
Los murcianos ya han llegado y se han instalado en otro albergue que, por lo visto, está genial, con habitaciones de 4 y esas cosas. Yo no me muevo de aui, ya no puedo más.
Una vez duchado y descansado quedo con ellos para irnos a tomar algo a una terraza a la orilla del río. Cuando llego me dicen que han visto a las inglesas y que están en Sarria!!! Impresionante! Un poco más tarde las veo pasar y las saludo. Luego nos veremos.
La tarde con los murcianos muy bien. Después del día que nos hemos tragado se agradece estár sentado tranquilamente tomando algo en una terraza.
Por la noche estoy un rato con las inglesas y me voy a tomar algo caliente con Penelope. Me doy cuenta que mi inglés sirve para algo más que para escuchar. No pensé que pudiera decir tantas palabras juntas. En fin, me echo unas risas con ella, hago algunas fotos y nos vamos cada uno a nuestro albergue. Mañana más Santo Tomás.